Elyse era una pequeña niña que vivía en un pequeña casa en un pueblo bastante alejado de la ciudad, por lo que siempre había mucha paz. Al vivir en ese lugar, Elyse siempre puede salir por cualquier lugar sin preocuparse, pues sabe que nunca le va a pasar nada, o eso creía. Un día, mientras paseaba por las calles, se encontró una persona que le pidió por favor que la siguiera. Ella le hizo caso, pues lo conocía y sabía que nada malo le podría pasar. Ay, cuan equivocada estaba.
Ese ser, al cual no se le debería llamar ser humano, la llevó a un bosque y, al llegar a una casa, comenzó a torturarla, pues ese ser no era más que un mal espíritu que se dedica a torturar niños para después experimentar con ellos.
Ahora Elyse era una pequeña fantasma que vagaba por el bosque, sola, sin nadie que la acompañara. A cambio de ese malvado ser, Elyse no maltrataba a nadie, porque, a pesar de ser un fantasma, en su interior quedaba algo de bondad. Simplemente se dedicaba a estar en el bosque, triste, porque jamás podrá volver a vivir como anteriormente lo hacía.
Si, el concepto es algo extraño, pero a mí me gusta mucho. Siempre me gusta darle un concepto extraño a mis personajes. Y, bueno, me voy despidiendo. Hasta la próxima.
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